miércoles, 6 de abril de 2016
La historia de un pintor genocida
Prefiero
regalarte mi amor nauseabundo, decirte
delirando que me produces repudio
¡Exponerte
que algunas de estas rosas rojas!,
fueron rosas sangrientas ¡al sonar de aquellas pesadillas!
Me
excuso ante tus ojos de niña noble;
repudio el ser maldito que tu existencia expuso ante mis sombras.
Lo
eterno, la eternidad y el temible infierno
emprendieron la existencia de mi conciencia, al cabo de segundos,
preparado para la muerte demencial, mi alma con un panorama no alentador espera en el puente de los suspiros,
Observar
el espacio alucinógeno cantado, exclamado, expuesto y aclamado por estrellas
plutónicas.
Me enverga tristemente la presencia nociva de
esta fragancia mortífera en algunos
remotos recuerdos
Petrificado, se acercó paso por paso,.. ¡Sutilmente pensó
susurrando palabras nostálgicas de dolor!
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